ERIC BURDON A L ´APOLO

                              

Os ofrecemos la" crónica" en imágenes  que RTVE ofrece de la actuación de ERIC BURDON en la SALA APOLO de BARCELONA,., y los 41 segundos que " merece" en sus pantallas un artista que después de mas de 40 años en el candelero sigue al pie del cañon. 

La crónica del evento que hace la Agencia efe : 

EFE 
05.05.2013 - 12:32h
El legendario elixir de "rock" y "blues" del cantante británico Eric Burdon, miembro fundador de la mítica banda The Animals, hipnotizó este sábado a un nostálgico público barcelonés, que disfrutó hasta la última gota del concierto de un artista que, por momentos, pareció inmortal.

La Sala Apolo dejó por unas horas su halo de modernidad y se vistió de gala para reverenciar a un clásico que, cincuenta años después de su eclosión, demostró mantenerse a un nivel sólo al alcance de los grandes de la música contemporánea.

A sus casi 72 años, Burdon, a diferencia de otros monstruos de su generación, no vive de rentas de su pasado glorioso. En un actuación de más de una hora y media con altas dosis de pasión, el coloso de Newcastle abrillantó las obras maestras de The Animals y revisó algunas de las perlas de su decimosexto trabajo, Til your river runs dry.

El público, formado mayoritariamente por la vieja guardia de jóvenes del 68 que crecieron musicalmente con la llamada 'Invasión británica' de The Beatles, The Rolling Stones y los propios The Animals, reverenció a un artista que, pese a las marcas de una vida dedicada a los excesos del 'rock and roll', mostró que, en pleno 2013, aún da mucha guerra.

Las composiciones nuevas, llenas de referencias a la política, la guerra o el medio ambiente
La voz de The house of the rising sun o It's my life, sacó a la palestra su versión más combativa con un repertorio en el que mezcló lo mejor del pasado con sus nuevas composiciones llenas de referencias a la política, la guerra, el medio ambiente y la religión.

Acompañado por una banda formada por dos percusionistas, dos teclados, un bajo y una guitarra eléctrica, Burton apareció de negro con unas lentes oscuras y empezó la noche con When I was young y Water, dos rockeros temas que conectaron desde el minuto uno con un público que, pese a no llenar la pista de la sala del Paralelo barcelonés, se entregó al titánico esfuerzo del mito británico.

El que está considerado como uno de los 100 mejores cantantes de todos los tiempos por la revista Rolling Stone no tardó en sacar a la palestra It's my life, uno de los celebres temas de The Animals, que en pleno siglo XXI sigue sonando a las mil maravillas.

Es quizás por esta vigencia musical por la que Bruce Springsteen considera a Burdon como una de las influencias más reconocibles en sus trabajos. Y no le falta razón. Con Before you accuse me -uno de sus temas más rockeros de su último trabajo- enseñó por qué es uno de los maestros de referencia del Boss.

Óptimo directo de su ronca voz
De la actuación sorprendió, sobre todo, su fortaleza en el escenario. Quizás es por su casi intacta voz ronca que, pese a su edad, se mantiene en un óptimo nivel en directo, lo que le permitió deslumbrar con Bo diddley special, uno de los nuevos temas con un sonido propio del New Orleans más auténtico.

Misunderstodd y Getout this place, dos de las canciones más coreadas
La noche avanzó vibrante a base de melodías en las que las guitarras eléctricas y el teclado marcaban la cadencia brillante de la actuación con canciones como Misunderstood y Get out of this place, dos de las canciones más coreadas por la Sala Apolo.

Fue con la mítica The house of the rising sun cuando Burdon alcanzó el cenit de la conexión con su público, que retrocedió, casi enloquecido, en el tiempo para rememorar una época en la que las ideas imperaban por encima de la economía.

Por si fuera poco, Burdon se guardó otra sorpresa para el final con I'm crying, que puso un soberbio punto y final a una noche en la que reafirmó por qué, pese al inevitable paso de las décadas, sigue siendo uno de los padres del 'rock and roll'.

Y así lo reconoció el público de la capital catalana con una cerrada y unánime ovación final para reafirmar que las leyendas nunca mueren.