MANUEL LOPEZ POY * TODO BLUES *
En su momento hicimos la presentación del libro de Manuel L.Poy , TODO BLUES, , como el propio autor define " el marmotreto" nos hemos entretenido en algunas de las definiciones de la palabrita encontradas al azar:
Libraco, legajo, cuaderno, memorial, agenda, tabarra, rollo
artefacto, armatoste, trasto, cachivache
Libro muy voluminoso.
Libro o legajo muy abultado, principalmente cuando es irregular y deforme.
Libro o cuaderno en que se apuntan las cosas que se han de tener presentes, para ordenarlas después.
Pues bien regirado lo encontrable , aunque suponemos que debe haber algunas , o bastantes más definiciones , y lamentándolo mucho Sr. Manuel L.Poy, desde SENTIR EL BLUES, y con todos nuestros respetos, le manifestamos nuestra mas enconada protesta ante la autodenominación de su trabajo como marmotreto. Aunque sabemos del cariño con el cual usted se refiere a su obra. Todo ello dentro de la ironía , sarcasmo y sobre todo ingenuidad que atesoramos en nuestro Blog.( modestia aparte , que se suele decir. ) El libro es una aportación extraordinaria a todo áquel que esté interesado en la mal denominada música del diablo , recordemos que el término no gustó nunca, allá por los orígenes , a los protagonistas de la divulgación del género , puesto que la acuñación del mismo como bien sabemos fué argumentada de forma peyorativa por los fervientes seguidores de la antítesis de lo que representa el diablo. Bromas aparte , nos hemos permitido bucear un poco por la red para ver distintas opiniones que aquí dejamos transcritas.
Por nuestra parte, lo consideramos como un libro de cabecera , repetimos para todos los interesados en el Blues. y muy particulamente a todos aquellos que se interesen por la escena local y nacional del estado del Blues en nuestro Pais , al cual su marmotreto dedica más de treinta páginas , dando a conocer quien es quien en el panorama actual y resaltando los músicos más veteranos ( *) que en su momento dieron a conocer este género , y que justamente algunos de ellos siguen dando el callo todos los dias ( o casi ) en nuestros paupérrimos escenarios. Es por ello que nos sentiamos obligados a volver a reseñar este que lo es , un gran libro de Blues : TODO BLUES . Y uno de los pocos si no el único que dedica unas páginas a constatar el momento que se vive en la actualidad.
( *) Como botón de muestra , la actuación de TONKY DE LA PEÑA en el Centro Cultural CollBlanc La Torrassa con motivo del CICLE DE BLUES & BOOGIE celebrado el pasado Noviembre`19
Eduardo Izquierdo en Mondo Sonoro
Ma Non Troppo
Hace tiempo que defiendo la especialización en esto de la crítica musical. De hecho, Ignacio Julià aboga por algo similar para que los escribas puedan/podamos sobrevivir desde su recomendable artículo “El futuro ya está aquí”, disponible en el último número de los excelentes Cuadernos Efe Eme que nuestros compañeros editan regularmente. Vamos, que no me creo eso de que cualquiera puede escribir cualquier cosa. Poder puede, claro, pero no sé si resulta convincente e incluso útil. Es evidente que no hay trabas para que uno pueda explicar a los demás si le gusta un determinado disco o si está interesado por un artista en especial, pero creo firmemente en que para ejercer de crítico musical hay que tener conocimiento de causa. Vamos, que hay que ir a muchos conciertos y escuchar muchos discos de un género, porque al final la comparación y la valoración objetiva también forman parte, como el subjetivismo, de la crítica musical. Todo este rollo no tiene el objetivo de enemistarme con algunos compañeros que se sentirán sin duda atacados por mis palabras (ya lo siento, pero es lo que pienso) sino el descartar la labor de gente como Manuel López Poy. De hecho, él me sirve de perfecto ejemplo para lo que digo. Porque el tipo es capaz de escribir sobre Pink Floyd o Bob Dylan de manera más que correcta, profesional, pero es cuando aborda su gran pasión, el blues, cuando consigue la matrícula de honor.
“Todo Blues” es el último mamotreto (palabras del propio autor) perpetrado por Manuel López Poy. Y quizá para entender su importancia y su valor sea suficiente con contestar algunas preguntas. ¿Aporta algo a aquellos que tenemos “Blues. La música del Delta del Mississippi” de Ted Gioia por una biblia del género? Sí, lo hace. Básicamente porque aquel se centra en un subgénero muy concreto dentro del blues, lo que hace que la visión de Poy sea mucho más amplia y contemporánea. Por ello podemos afirmar sin dudarlo que son dos textos complementarios ¿Algo a destacar especialmente de este volumen? Pues me ha encantado el tratamiento que se le da al blues femenino, a menudo olvidado en este tipo de libros. Capítulos como “Pioneras del feminismo abolicionista” o “Las chicas también triunfan en Chicago” son excelentes muestras de la importancia de las féminas en la música del diablo ¿Algo que no encontremos en otros libros del estilo? Rotundamente sí. Más que destacable es que la mitad de sus cuatrocientas páginas esté dedicado al blues de fuera de Estados Unidos e Inglaterra. Evidentemente hay tiempo para el blues en Europa, en África y en Sudamérica, pero destacan por su propio peso el medio centenar de páginas dedicado al blues de nuestro país. Así que por si no ha quedado claro me reitero en lo apuntado por estas respuestas: estamos ante un volumen absolutamente imprescindible. No hay más.
Manuel López edita de la mano de la editorial Ma Non Tropo el libro Todo blues, una enciclopedia en apenas 300 páginas de toda la historia del blues, desde el contexto histórico de cómo surgió hasta los referentes actuales.
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Belch
El escritor Manuel López Poy ya es un conocido en la materia de hablar de música en sus libros, habiendo hablado de grupos como Pink Floyd o Bob Dylan. En este caso se atreve con uno de los estilos referentes del siglo XX y predecesor del rock tal y como lo conocemos ahora. Este libro es un reto enorme, ya que mucha de la historia que tiene el blues detrás no está escrita en ningún sitio y, nada más comenzar a leer el libro, llama la atención el gran trabajo de investigación que ha realizado para poder llegar a escribirlo.
Todo Blues es una enciclopedia de grupos, fechas, pequeñas biografías, por lo que recomiendo leerlo con youtube/spotify o similares para poder ir escuchando a esos grupos a los que el autor se refiere. Decir que, de tan extenso y cuidado, por momentos se llega a hacer algo árido, por la cantidad de grupos y la costumbre del escritor de identificar cada uno de los músicos que formaba parte de cada banda. Si tenemos en cuenta que hay grupos que han cambiado muchas veces de músicos, hay párrafos enteros de nombres, lo cual dificulta un tanto la lectura. Pero esta dificultad es un mal menor para la cantidad de conocimiento que el autor tiene y regala a los lectores.
El libro se divide en varias secciones, teniendo como punto de vista el aspecto geográfico. Comienza, cómo no, en Estados Unidos, lugar de surgimiento del estilo. Y comienza con la parte que me ha resultado más jugosa de leer, que es la parte histórica y el contexto político, social y económico en la que apareció el blues. Es altamente conocido que el blues surge de los esclavos afroamericanos a principios del siglo pasado, y durante un buen puñado de páginas te va contando cómo el público blanco comienza a aceptar esa música, muy ligado ese hecho al reconocimiento progresivo de derechos de la población afroamericana. Ya solo por estas 70 páginas, este libro merece y mucho la pena.
Más allá del aspecto histórico hace un repaso de los músicos más importantes, desde Robert Johnson hasta Joe Bonamassa, incidiendo también en cómo se formaron diferentes estilos como el Boogie-woogie, rhythm and blues y el propio Rock and Roll. No son raros los comentarios en los que aparecen músicos como Page, Plant, los Rolling, Janis Joplin o Elvis. También son muy recomendables las páginas en las que refleja a las mujeres de Chicago, ya que fueron mujeres las que durante bastante tiempo mantuvieron ese sonido, con la dificultad de ser afroamericana y negra en una sociedad como aquella.
Más allá de Estados Unidos, el libro presenta secciones para Latinoamérica, Inglaterra, Europa, África y España, resultándome estos dos últimos de pleno interés. El primero por el hecho de descubrir bandas que mezclan sonidos arábicos con el blues. Un sonido que al principio puede chocar pero que demuestra la enorme variedad de estilos que puede incluir el blues. Por la parte española destacar que da gusto ver reflejados nombres con los que uno ha crecido y que tanto han hecho por el blues estos últimos años en nuestro país. Ver reflejadas y puestas en valor bandas como Red House, que llevan más de 30 años y que a veces duele ver el poco seguimiento que tienen en algunos de sus conciertos, o José Luis Pardo, argentino que tiene una escuela de blues y que tanto ha hecho por el estilo en nuestro país.
El punto que quizás más me haya extrañado más sería el hecho de que a los grandes exponentes, quizás por conocidos y mainstream de la actualidad, apenas se le dedica un par de líneas. Me deja la sensación que el libro no da prioridad a unos sobre otros, igualando en muchos momentos la importancia o relevancia que tienen o tuvieron.
Para finalizar, no son desdeñables los glosarios que presenta, uno con términos propios del estilo, que ayudará a los menos conocedores a entender ciertos aspectos que se tratan con naturalidad en el libro, otro con películas y libros y otro con divulgadores de todo el mundo. El autor abre así diferentes puertas de investigación para seguir profundizando uno mismo en el conocimiento del blues.
El libro es muy recomendable para los amantes del estilo. Una lectura, aunque árida, muy satisfactoria, que te da una visión del blues y te anima a profundizar más en sus raíces y en conocer grupos actuales de otras regiones del mundo.
Belch en https://www.metalsymphony.com
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Escrito el 10 octubre, 2019 por Julen Figueras en PALABRA DE ROCK
Si os interesa el blues, si lo amáis y si queréis sumergiros en ese mundo, leed Todo blues. Pero, antes de hacerlo, empecemos con una advertencia y un consejo. La advertencia es que éste no es libro de leerse “en sentadas”, ni una ni veinte, sino para trabajárselo a sorbos. Igual que nadie pretendería asimilar todo cuando se encuentra en el museo de El Prado en una tarde, el libro de Manuel López Poy hay que tomarlo poco a poco, parándose en cada cuadro y descansando la vista para procesar lo leído.
El consejo es que, si vais a hincarle el diente a esta obra muy completa, lo hagáis con Spotify o Youtube a mano, la app siempre abierta para buscar los nombres de los centenares de bluesmen y blueswomen que se pasean con mejor o (casi siempre) peor fortuna por sus páginas. Porque, por muy grande que sea tu afición por el blues y por mucha música que tengas en tu discoteca particular, el territorio que abarca López Poy está lejos del alcance de casi cualquiera.
Como una enciclopedia ordenada cronológicamente y dispuesta capítulos, Todo blues cubre un nicho que, por raro que parezca, había sido desatendido en los últimos años de boom editorial en nuestro país. Todo el mundo conoce algo de blues, los festivales del género se reparten por la geografía española, es conocido su parentesco con el rock and roll…y, sin embargo, lo que desconocemos sobrepasa con mucho los cuatro lugares comunes que hemos leído siempre.
Ese “mucho” es lo que el escritor lucense intenta acercarnos con su libro. Es un mundo que empieza con los primeros negros encadenados y que llega hasta nuestros días a través de guerras, leyes, procesos migratorios e innovaciones técnicas. Ese lapso histórico y sus personajes son retratados con tanto esmero que, a veces, la abundancia de nombres llega a resultar abrumadora.
Claro que decir que Todo blues es demasiado abundante en nombres sería como decir que en La diligencia hay demasiados indios, o que en Salvar al soldado Ryan se oyen demasiadas granadas y disparos. Va de suyo, si alguien quiere hacer un buen trabajo, que la labor registradora del blues no se quede sólo en los ya manidos personajes principales y que se vaya a los márgenes. Es, de hecho, en los márgenes donde se cuece el magma que llega hasta nuestros días. López Poy asume con naturalidad que no habría un Muddy Waters sin Big Bill Bronzy, o una Janis Joplin sin Bessie Smith.
Es en esos márgenes donde se ve la profundidad a la que el autor ha excarvado, no tanto por ahondar en las vidas de sus personajes como por dar cabida a muchos más de los esperados. Se agradece especialmente el peso otorgado a las mujeres, siempre olvidadas, cuyas dificultades en una sociedad racista se sufrían por duplicado. Devolver a la vida a Tharpe, Smith, Jackson o Taylor bien vale el esfuerzo de haber escrito semejante libro.
Y, porque la música no siempre se explica por sí sola, Todo blues no escatima en papel para hablarnos de las plantaciones, de los esclavos, del crack del 29 o de las grabaciones de la familia Lomax. También de la British invasion y su papel en el renacer del blues y su supervivencia en las décadas que le siguieron. Es en el momento en que bandas como The Beatles, The Rolling Stones o Cream entran en escena cuando uno podría temerse un giro tentador: agarrar la senda del rock and roll y olvidarse de lo mucho y bueno que surgió después en la música de los doce compases.
En su lugar, López Poy aprovecha ese punto de inflexión para aligerar el relato y volver la vista hacia otras latitudes. Se agradece, en esa segunda mitad del libro, que el autor saque la cabeza del anglocentrismo imperante en esta clase de libros y nos dé una visión general (algo más inventarial, quizá por faltar un contexto y evolución específicos al género, que sí se dio en su territorio de origen) del blues en otros continentes. No extraña el especial hincapié en nuestro país, no tanto por su importancia como por su adecuación al mercado al que Todo blues va dirigido.
Por último, y siguiendo la línea divulgativa de la editorial, López Poy alumbra el camino para quien quiera seguir documentándose a través de otros materiales audiovisuales. Un detalle apreciable pero quizá innecesario, porque puede que las más de trescientas páginas de Todo blues sean suficientes para cualquiera con interés en la materia.
La ambición de cubrir tanto terreno en tan poco espacio relativo tiene también una contrapartida. Y es que, si algo tuviéramos que criticarle al autor, sería su estilo, más centrado en presentar la información que en la forma de presentarla. En Todo blues abundan los párrafos largos, las oraciones complejas con multitud de subordinadas, y la densidad de datos. Una decisión discutible, pero en absoluto incomprensible: si López Poy hubiese reparado demasiado en lo literario, espaciando personajes y hechos, embelleciendo pasajes más de lo necesario, el libro que tenemos entre manos pesaría el doble.
Así pues, estamos ante una lectura que no entra exactamente en la categoría de “amena”, pero que tiene a cambio la virtud de la especificidad. Sin aspavientos ni épica impostada, la historia se nos presenta tal cual consta. Quien busque una visión panorámica de un estilo aún en movimiento encontrará en la lectura exigente de Todo blues una recompensa.
Lo mejor: su estilo, austero pero preciso, y el peso otorgado a las blueswomen.
Lo peor: no contar con una playlist oficial con la que poder seguir, en streaming, la lectura del libro.
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